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viernes, 26 de mayo de 2023

Cristianos plantados junto a corrientes de agua

El Salmo 1 es un hermoso poema que nos invita a reflexionar sobre el camino de la bendición y la prosperidad que proviene de seguir los caminos de Dios. A través de imágenes poderosas, este Salmo nos enseña importantes lecciones sobre la vida y la sabiduría divina.

El Salmo 1 comienza diciendo: "Bienaventurado el hombre que no anda en consejo de malos, ni se detiene en camino de pecadores, ni se sienta en silla de escarnecedores". Esta primera frase nos recuerda la importancia de rodearnos de personas que nos animen a crecer espiritualmente y a vivir conforme a los principios de Dios. Nos insta a evitar las malas influencias que nos alejan de la verdad y nos llevan por caminos de perdición.

El Salmo continúa describiendo al hombre bendito como aquel que "en la ley del Señor está su delicia, y en su ley medita de día y de noche". Esto nos enseña la importancia de nutrir nuestra alma con la Palabra de Dios. Cuando nos deleitamos en su ley y meditamos en ella, nuestras vidas son transformadas. La Palabra de Dios es como un manantial que nos refresca y nos guía en nuestro diario caminar.

El Salmo 1 también compara al hombre bendito con un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da fruto en su tiempo y cuya hoja nunca se marchita. Esta imagen nos muestra la importancia de estar arraigados en Dios, de confiar en su provisión y de depender de su dirección. Cuando nos conectamos con Dios de manera constante, como un árbol junto a una fuente de agua, nuestra vida produce fruto y nuestra fe se fortalece.

Por último, el Salmo 1 contrapone el destino del hombre bendito al del impío. Afirma que "no así los impíos, sino que son como el tamo que arrebata el viento". Aquellos que rechazan la sabiduría de Dios y siguen su propio camino, eventualmente se desvanecerán y perderán su rumbo. En contraste, el camino del hombre bendito está arraigado en Dios y su destino es seguro.

En resumen, el Salmo 1 nos invita a reflexionar sobre la importancia de elegir sabiamente nuestros caminos y de buscar a Dios en todo momento. Nos alienta a deleitarnos en su Palabra, a vivir en comunión con Él y a confiar en su provisión. Que podamos ser como árboles plantados junto a corrientes de agua, produciendo fruto y viviendo en bendición conforme a la voluntad de Dios.

miércoles, 24 de mayo de 2023

SALMO DEL PEREGRINO

El Salmo 121. Este salmo es conocido como el "Salmo del Peregrino" y es una hermosa expresión de confianza en Dios como protector y guardián.
El Salmo 121 comienza diciendo: "Alzaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra" (Salmo 121:1-2). Los montes que estaba viendo el salmista y a los cuales se refiere, no son como los montes y cordilleras que muchos conocemos, con abundante vegetación y hasta selvas inexpugnables, lugares donde se puede cultivar diversos productos que sirven de alimento al hombre. Por el contrario, el salmista se refiere a lugares desérticos, no hay esperanza de vida aparentemente. Pero donde se comprende que la supervivencia no depende de lo que ofrezca el terreno, si no de lo que ofrezca el dueño del terreno. Nos recuerda este salmo que el dueño del monte es Dios, y él es el que lo hace producir y germinar, él es la bendición, es el sustento, así el monte no nos ofrezca nada, el dueño del monte lo tiene todo.
Esta apertura nos recuerda que, en medio de nuestras luchas y desafíos, debemos elevar nuestros ojos hacia Dios, quien es el Creador de todo y nuestro socorro seguro.
El salmista continúa diciendo: "No permitirá que tu pie resbale; jamás duerme el que te guarda. No, no duerme ni se adormece el guardián de Israel" (Salmo 121:3-4). Aquí vemos una hermosa imagen de la vigilancia constante de Dios sobre nosotros. A diferencia de los seres humanos, que pueden cansarse o distraerse, Dios nunca duerme ni descuida su cuidado. Él está siempre alerta y atento a nuestras necesidades.
El versículo 5 del Salmo 121 dice: "Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha". Aquí se nos presenta la imagen de Dios como nuestra sombra protectora. Así como una sombra nos sigue a dondequiera que vayamos, Dios está siempre cerca de nosotros, cubriéndonos con su amor y protección.
El salmista continúa diciendo: "El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche" (Salmo 121:6). Esta afirmación nos recuerda que Dios está con nosotros tanto en los momentos de luz y alegría como en los momentos de oscuridad y dificultad. Su presencia nos fortalece y nos sostiene en todo momento.
Finalmente, el salmo concluye con estas palabras: "Jehová te guardará de todo mal; él guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada desde ahora y para siempre" (Salmo 121:7-8). Aquí encontramos la promesa de que Dios nos protegerá de todo mal y cuidará nuestra vida eternamente. Su cuidado es completo y abarca todas las áreas de nuestra existencia.
En resumen, el Salmo 121 nos invita a confiar en Dios como nuestro fiel guardián. Nos recuerda que, sin importar las circunstancias que enfrentemos, podemos elevar nuestros ojos hacia Él y encontrar consuelo, fortaleza y protección. Que este salmo nos inspire a depositar nuestra confianza en Dios y a caminar en su compañía en todo momento.
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