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jueves, 18 de abril de 2013

Cristianos forjadores de espada


      Y así ocurrió que el día de la batalla nadie, en toda la tropa que estaba con Saúl y Jonatán, tenía en la mano espada ni lanza. Las había sólo para Saúl y para su hijo Jonatán. Por lo cual todos los de Israel tenían que descender a los filisteos para afilar cada uno la reja de su arado,  su azadón,  su hacha o su hoz.

1 SAMUEL 13:19.20


En el tiempo que Saúl comenzó a reinar, sus enemigos hicieron guerra contra el pueblo de Israel. Ellos querían aprovechar la coyuntura para así poder derrotar al pueblo y medir capacidades de guerra con el nuevo rey. Saúl contó su ejército y espero la hora de atacar, para Saúl todo parecía estar en perfecto orden pero algo en la estrategia defensiva había fallado.

 

“ISRAEL ESTABA DESARMADO”

ALGO QUE UN HOMBRE FALTO DE VISION, CARISMA Y SIN EXPERIENZA MILITAR NO CONSIDERO, Y POR ESTA RAZON COLOCO  AL PUEBLO EN LAS MANOS DE SUS ENEMIGOS.

 

UN PUEBLO QUE OLVIDA LA CONFIANZA EN DIOS EN MEDIO DE LA LUCHA, TIENE QUE MIRAR SUS  PROPIOS RECURSOS, CUANDO VE QUE ESTOS NO SON SUFICIENTES TIENE QUE HUIR.

 

 

Mientras sus enemigos tenían espada, lanza, jabalina, y escudos. Para Israel era humillante solo tener a la mano rejas de arado, azadones para labrar la tierra, y hoces para segar el trigo.

Aunque esto era trágico y humillante para el rey había aun algo más peor. Ellos tenían que descender hasta donde estaban sus enemigos  y rivales de conquista para alquilar sus servicios de herreros y afilar sus herramientas de trabajo. Lo que la escritura afirma es:

 

Y EN TODA LA TIERRA DE ISRAEL NO SE HALLABA HERRERO.

Por eso para el día de la guerra solo había dos espadas en todo el territorio de Israel.  La de Saúl y la de su hijo Jonatán, insuficientes para derrotar un ejército y darle la victoria a un pueblo

 

Los filisteos eran CONOCIDOS COMO LA GENTE DEL MAR (Llegaron a Canaán cerca del año 1200 Ac, poco después de Israel haber llegado a la tierra que Dios les había prometido, ambos eran extranjeros que tenían la misión de conquistar a Canaán)

 Pero Habían sido más astutos que los mismos israelitas, ya que eran expertos en la fabricación de objetos de hierro, fue por esta época que comenzaba la edad de hierro,

Infortunadamente, los israelitas no se preocuparon en desarrollar este oficio, y preferían pagar a sus enemigos  y rivales para que les afilaran sus propias herramientas, que ellos mismos dedicarse a esto.

Que holgazanes y cobardes fueron los israelitas.

1. Parecía que para ellos no fuera tiempo de cambiar sus costumbres, (Se habían quedado congelados en el tiempo de la edad de bronce) por este motivo estaban en una seria desventaja, ante sus enemigos.

2.  Consentir que sus enemigos impusieran tales condiciones.

 

Si se hubieran dedicado a aprender el oficio, en el día de la guerra avían tenido armas para pelear, Pero para el día de la confrontación, si no había herreros, mucho menos espadas para pelear.

 

“EL PUEBLO ESTABA DESARMADO”

Cap. 14: En este capítulo leemos acerca del pobre trabajo que hizo Saúl como líder: no tuvo comunicación con Jonatán, pronunció una maldición insensata, que casi le cuesta la vida a Jonatán,  e ignoró el bienestar de sus propios soldados.

El liderazgo deficiente de Saúl no fue el resultado de rasgos de personalidad, sino de un carácter espiritual en decadencia.

Esto es tristemente un reflejo, de  que lo que hacemos, es a menudo resultado directo de nuestra condición espiritual. No podemos ignorar la importancia del carácter espiritual en un liderazgo o lucha espiritual.

¿Por qué iría Jonatán sólo a atacar a los filisteos? Jonatán pudo haber estado cansado del largo y desesperanzado empate en la batalla.

Pero mostraba más fe que su padre, confiaba en que Dios daría la victoria y quiso actuar con base en esa confianza. Además sabía que el número de filisteos no era problema para Dios. Quizá no dijo a su padre nada acerca de su misión porque pensó que Saúl no lo hubiera dejado ir.

 

Proclamad esto entre las naciones: ¡Preparaos para la batalla! ¡Movilizad a los soldados! ¡Alistaos para el combate todos los hombres de guerra!  Forjad espadas con los azadones y haced lanzas con las hoces. Que diga el cobarde: « ¡Soy un valiente!»  Daos prisa, naciones vecinas, reuníos en ese lugar. ¡Haz bajar, Señor, a tus valientes!

JOEL 3:9.

 

Aquí  hay un llamado de Dios a los valientes, a los hombres de guerra, pero también a los débiles para que sean fuertes. Y forjemos espada.

La convocatoria es para todos, la meta es forjar espada y lanza para pelear por el pueblo, por lo nuestro.

El pueblo representa lo propio, lo que cada uno tiene de Dios, el tesoro que hemos recibido es grande no podemos descuidarlo

En tiempos de guerra Dios no quiere que estemos quietos, despreocupados y mucho menos desarmados, él sabe que tenemos una lucha la cual no es contra sangre y carne sino contra las fuerzas del mal.

 

Hoy nos deben de sonar las palabras de David después de la muerte de Saúl.  2 Samuel 2:7 Esfuércense, pues, ahora vuestras manos y se valientes; pues muerto Saúl vuestro señor, los de la casa de Judá me han ungido por rey sobre ellos. (No hay temor hagamos espada para pelear, ya no hay quien nos estorbe la victoria, con nuestras manos podemos hacer nuestras espadas ya) vuestro señor… (Ha muerto)

 

SI EL PUEBLO COMO TAL ESTABA SIENDO FRENADO POR LA FALTA DE LIDERAZGO DE SAUL, AL MORIR EL, NADA HAVIA QUE PUDIERA DETENER EL AVANSE DE DAVID, HACIA LA CONQUISTA.

Avancemos pues hacia delante que nada nos detenga, la pelea es del Señor, él nos ayudara.

Él ha vencido al señor que nos tenía atados, el que no nos dejaba avanzar, el que impedía que fuéramos victoriosos, el que no nos permitía tener libertad.

 Si algo o alguien nos estorba para seguir adelante peleando, tiene que morir en la presencia del Señor, solo así tendremos libertad

Si algo hoy te está deteniendo, recuerda que Cristo ahora es el Señor de tu vida, el dueño de tu vida, y con el estamos seguros.

LA SEÑAL DE LA ESPADA Y CUERNO

Nehemías  4:12-14

Cada uno de los constructores tenía ceñida a la cintura su espada mientras trabajaba. Había una corneta junto a mí para sonar el cuerno.   Dije a los notables, a los consejeros y al resto del pueblo: «La obra es importante y extensa, y nosotros estamos diseminados a lo largo de la muralla, lejos unos de otros: Corred a reuniros con nosotros al lugar donde oigáis el sonido del cuerno, y nuestro Dios combatirá por nosotros.»

 

Es tiempo de tener espada afilada, pero hay que oír el cuerno para la batalla.
Continuara…

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